Muchas de las tiendas de ropa en Londres tienen las secciones de hombre y mujer en la misma planta y los límites no están muy claros. Hoy tenía en la mano un jersey que me gustaba y me he dirigido a una empleada para ver si tenían una talla mayor. Me ha preguntado que "si era para mí", a lo que le he contestado que "sí, claro". Se ha sonreido y señalando la prenda me ha dicho: "es de mujer". Todavía no se me han bajado los colores.
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